Entramos en una oficina, entramos en una casa y están ahí.., también están en los museos, instituciones, casi en todas partes. Cumplen su función decorativa, protectora o meramente funcional.
La historia nos cuenta que llevamos muchos siglos enmarcando obras de arte, tantos que debemos ir hasta la Grecia del siglo IV a.C. para encontrar los primeros marcos como hoy los conocemos. Aunque en esa época el uso de la moldura sólo pretende un sustento físico para la pintura, supone el primer capítulo de lo que hoy conocemos como marco decorativo.
Es cierto que las creaciones sobre tabla ya existían con anterioridad, pero es en el siglo XIII, cuando éstas cobran mayor importancia y por ello impulsan definitivamente el desarrollo del marco.
A partir de ese momento ha tenido gran importancia en el aspecto final, tanto que muchos artistas lo fabricaban y decoraban ellos mismos, como Van Eyck o Durero. El marco tenía valor por sí mismo, gran calidad artesanal y formaba parte del propio proceso artístico.
Ya hemos comentado antes que la moldura tuvo en su origen una función práctica que se mantuvo a lo largo del tiempo, cuando la enmarcación cumplía meramente una labor de protección de la obra: hay documentadas enmarcaciones de pinturas pertenecientes a reyes españoles, como Felipe II, con la exclusiva finalidad de preservar su integridad en los traslados y, en estos casos, las decoraciones eran mucho más simples.
El uso decorativo coexistió con esa función práctica en la época en que Monet, Renoir, Kandinsky o Picasso revolucionaban las normas más clásicas de la pintura. La artesanía siguió protagonizando el ámbito de la enmarcación ya que encontramos trabajos de tallas en madera, decoraciones de calidad con policromías, estofados, oros y platas al agua, pero también enmarcaciones cada vez más simples y decoraciones más pobres.
Evidentemente, los marcos de más calidad tenían un coste económico imposible de alcanzar para la mayoría de la población, por lo que al comenzar el siglo XX se generalizan modos de fabricación cada vez más industriales que incluyen materiales como el yeso o polvo de mármol para los detalles con relieve, si bien, más recientemente, estos materiales han sido sustituidos por pasta de madera.
Hoy en día parece que la decoración de nuestras casas lo admite casi todo: nos movemos entre el minimalismo extremo en la enmarcación, paso previo a la propia ausencia de marco y cierto barroquismo, como atractivo contrapunto en las decoraciones más modernas. En medio cabe todo: cuadros con molduras anchas, platas y oros, colorido diverso, aluminios, molduras de caja, chapas de madera y también decoraciones rústicas.
Ahora no sólo enmarcamos creaciones originales, sino también recuerdos para conservarlos y mantenerlos a la vista o cualquier motivo decorativo con la exclusiva finalidad de adornar las paredes. Con estas necesidades la enmarcación ha abierto las puertas a nuevos materiales y decoraciones: impresiones sobre lienzo, obras sobre papel al aire, fondos con texturas novedosas, mayor variedad de perfiles…
Podemos afirmar que el marco, en otro tiempo parte de la obra y por lo tanto, realizado con la misma calidad, ha perdido algo de protagonismo. Las decoraciones de las molduras responden hoy a las modas del mobiliario, a veces se reducen al máximo y, sólo en alguna ocasión, la calidad y los estilos de otro tiempo vuelven a brillar.
De todos estos estilos que hoy conviven en la tarea de la enmarcación seguiremos hablando en este blog.